En el impactante mundo visual de Beyoncé, Black Is King no solo es una obra maestra cinematográfica, sino también una expresión artística arraigada en la conexión espiritual de la artista con la diosa yoruba Oshun. A lo largo de los años, Beyoncé ha tejido cuidadosamente esta conexión en su obra, desde Lemonade hasta Black Is King, destacando la poderosa influencia de Oshun en su identidad artística.
El Vínculo Inquebrantable: Beyoncé como la Diosa del Amor y la Belleza
Desde las raíces de la cosmología yoruba en el suroeste de Nigeria y Benín, Oshun emerge como la diosa del amor, la sensualidad y la feminidad. Como deidad fluvial, su papel es vital en traer aguas dulces y fértiles. Beyoncé, al identificarse con Oshun, se sumerge en la esencia de esta deidad, resaltando su conexión con el amor, la sensualidad y la maternidad.
El Resurgimiento de Oshun en Lemonade y Más Allá
En Lemonade, Beyoncé realiza una metamorfosis significativa al sumergirse en un estado onírico bajo el agua, emergiendo vestida con un deslumbrante vestido amarillo mientras desata su venganza. Este momento, según la profesora de estudios africanos Amy Yeboah, marca el renacimiento de Beyoncé como una orisha, específicamente Oshun.
En el anuncio de su embarazo en 2017, Beyoncé vuelve a abrazar la iconografía de Oshun. Entre imágenes que evocan a la Virgen María y Venus, ella se envuelve en amarillo y se sumerge en agua brillante, reafirmándose como Oshun. Su conexión con la diosa se vuelve aún más explícita en cada aparición.
Black Is King: Beyoncé y Oshun en el Corazón de la Diáspora Africana
En Black Is King, Beyoncé se sumerge completamente en la iconografía de Oshun, abandonando referencias occidentales. Este álbum visual es una carta de amor a la diáspora africana, y Beyoncé se presenta exclusivamente como la diosa yoruba Oshun. Con cuentas doradas, conchas de caracol y rodeada de flores de fertilidad, reafirma su conexión con la diosa de una manera sin precedentes.
La Declaración de Beyoncé: Belleza, Amor y Prosperidad desde África
Beyoncé, al asociarse con Oshun, subraya aspectos clave de su imagen. Afirma que su belleza y maternidad son divinas y están intrínsecamente vinculadas. Al conectarse con una cosmología donde la belleza, el amor y la prosperidad provienen de una misma fuente, Beyoncé se autodenomina como esa fuente.
A lo largo de Black Is King, Beyoncé coloca esa fuente en el centro de su obra, reafirmando que estas maravillosas cualidades no necesariamente provienen del Occidente, sino que tienen su origen en África. Ella no solo se presenta como una diosa intocable y sexy, sino que declara que su esencia y dicha provienen de sus raíces africanas.
En conclusión, la conexión de Beyoncé con Oshun es una narrativa fascinante que se despliega a lo largo de su carrera, desde la emblemática Lemonade hasta el revolucionario Black Is King. Esta conexión no solo resalta la profundidad espiritual de su obra, sino que también celebra la riqueza cultural de la diáspora africana. Beyoncé no solo es una artista fenomenal; es la personificación moderna de la divinidad yoruba en la escena mundial.